
No forman parte de la delegación oficial peruana, pero su presencia en Copenhague, como los asuntos climáticos que aquí se discuten, podría rendir frutos en el mediano y largo plazo. Juan Carlos (23), Rosa (26) y Gino (19) son tres peruanos que forman parte de un grupo de 40 jóvenes latinoamericanos traídos a la capital danesa por una plataforma ambientalista.
“Nuestro rol aquí es fundamental para sacudir a los delegados y a los líderes e instarlos a actuar”, responde Juan Carlos Soriano, estudiante de Ecología Humana, cuando le preguntamos por el valor agregado de la presencia juvenil en Copenhague.Rosa Torres, egresada de Sociología, agrega: “Las decisiones que se están tomando aquí afectarán directamente nuestras vidas, deben permitirnos participar”. Su compañero Gino Figueroa, estudiante de Derecho, echa una mirada al futuro: “Estar aquí para nosotros es una especie de aprendizaje. Vamos a tomarles la posta a los líderes de hoy, si no conocemos las bases de este proceso, no seremos capaces de asumir el reto”.
Los tres coinciden en celebrar el hecho de que hayan podido reunirse con delegados nacionales, funcionarios de la secretaría de la ONU para el clima y facilitadores de los grupos negociadores. La voz de los jóvenes latinoamericanos quedará plasmada en una declaración regional a la que se está dando los últimos retoques.
A los tres peruanos les deja esperanzados el compañerismo y la apertura que reina entre los jóvenes de la región en una cita mundial como esta: “Los intereses de nuestros países no son siempre coincidentes, pero tenemos mucho en común. Confío que en el futuro podamos trabajar como un bloque”, dice Gino, quien lamenta que América Latina, a diferencia de África, haya llegado desunida.
“Esperamos un acuerdo político vinculante”, sentencia Juan Carlos, consciente de que el contenido del término podría equivaler a un simple compromiso de que las 193 partes de la convención vuelvan a reunirse en unos meses.
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